Autor: Maxim Huerta
Año: 2011
Ángeles Alarcón es una mujer humilde para quien la vida cambia, cuando una tarde ve en el cartel de un cine de la Gran Vía, la imagen de Marcos Caballero, un joven y guapo actor a quien el estreno de su primera película supone el gran salto al estrellato.
A partir de entonces Ángeles comienza a comportarse de manera obsesiva, trasladando su actividad cotidiana a la zona en la que reside Marcos, para poder seguir todos sus pasos y, finalmente, llegar a ser su asistenta.
Como en anteriores novelas de este autor comentadas en este blog, se trata de una bonita historia en la que el autor dibuja a la perfección un personaje al que, va dotando de sentido y profundidad a lo largo del relato, destacando sobre todo aquellos aspectos emotivos y sentimentales, y lo hace pese a las limitaciones que a priori presenta el personaje, una mujer de vida humilde con antepasados también humildes, marcados por una penosa resignación femenina ante ciertos comportamientos masculinos.
De este modo, pese a que la historia principal parece la obsesión de Ángeles con el joven actor, los pasajes intercalados que narran ciertos aspectos de su vida anterior, así como la de su madre o su abuela, son los que constituyen el verdadero valor de la historia, aunque en un principio el lector pase por encima de ellos de puntillas, al considerarlos como algo menor.
Son esos pasajes los que al final darán sentido al desenlace que lo explica todo de manera sorprendente y, en mi opinión, muy brillante. Y es al final cuando se entiende que ese papel que el autor parece dar a la historia previa de Ángeles, como en un segundo plano, ha de ser así para poder guardar el secreto de ese gran final.
Un aspecto negativo, al menos para mí, que ya se ha comentado en novelas previas del autor, es que la novela al principio se hace un poco lenta y tarda en enganchar. La ventaja de haber leído otras novelas suyas es que, se sabe que al final aparecerá una bonita historia y que la espera habrá valido la pena. En este caso, incluso se hace corta y parece que se acaba antes de tiempo, o de lo que nos gustaría.